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Cuando Cuba humilló al imperialismo

Actualizado: 15 mar

EEUU lazó una invasión para derrocar al gobierno revolucionario y reestablecer la dictadura de Batista.


En la madrugada del 15 de abril de 1961, ocho bombarderos de la Brigada de Asalto 2506 lanzaron un ataque sorpresa contra varios aeródromos cubanos. ¿Su objetivo? Neutralizar a la Fuerza Aérea Cubana, facilitando la invasión que llevaban meses gestando. Buscaban derrocar al gobierno revolucionario de Fidel Castro, el cual se había establecido en la isla hacía apenas dos años. No obstante, las cosas no serían tan sencillas para los asaltantes.


Esta brigada, compuesta por cubanos contrarevolucionarios y antiguos militares partidarios de la dictadura de Fulgencio Batista, había sido entrenada y equipada por la CIA en Nicaragua. Todo parecía indicar que Estados Unidos tenía un plan para hacerse con el control de la isla.


Escudo de la Brigada 2506. Fuente: Cubanet

Ese mismo día, el embajador cubano ante la ONU, Raúl Roa, se apresuró a denunciar la implicación norteamericana en el ataque. Por su parte, el embajador estadunidense ante la ONU, Adlai Stevenson, negó dichas acusaciones. No obstante, la aparición de una fotografía en la que se podía apreciar a uno de los aviones bombarderos implicados aterrizando en una isla de Florida, probó las sospechas cubanas.


La publicación de dicha imagen forzó al presidente Kennedy a suspender los otros dos bombardeos planeados por su servicio secreto. Sin embargo, la invasión no fue cancelada y el plan siguió adelante.


A la mañana siguiente, el comandante Fidel Castro se apresuró a pronunciar un histórico discurso que cambiaría la historia de Cuba. Ante una multitud de milicianos armados, Fidel llamó a defender la Revolución y proclamó el carácter marxista y antiimperialista de la Revolución Cubana. Fue entonces cuando el Ejército Cubano y las Milicias Nacionales Revolucionarias tomaron posiciones estratégicas, esperando la llegada de los invasores.


Fidel Castro dando un discurso ante milicias armadas, La Habana. Fuente: Cubaarchivo

El 17 de abril, más de 1200 efectivos de la Brigada 2506, transportados en buques estadounidenses que partieron desde Nicaragua, desembarcaron en Playa Girón y Playa Larga. Pese a que los atacantes esperaban no encontrar apenas resistencia, pues creían haber destruido las capacidades aéreas cubanas, fueron sorprendidos por varios aviones del ejército cubanos (modelos Sea Fury y T-33) que derribaron siete aeronaves B-26 e inutilizaron varios buques invasores.


Al final del día, las fuerzas imperialistas habían logrado tomar solo diez kilómetros de territorio, siendo frenados en las poblaciones de San Blas y El Rincón por las milicias revolucionarias, el ejército cubano y centenares de locales que se alzaron en armas para proteger su tierra y su revolución.


El 18 de abril, ante la escasez de municiones y la gran contraofensiva de los revolucionarios cubanos, los invasores se vieron empujados a retroceder a San Blas. Además, los contrarevoluciuonarios establecidos en Playa Larga, también fueron forzados a abandonar sus posiciones y reagruparse, junto a sus compañeros, en Playa Girón.


Fidel Castro en el frente de batalla durante la invasión. Fuente: Cubadebate

Los asaltantes pidieron más municiones y apoyo aérero de los bombarderos estadounidenses, pero Kennedy rechazó su demanda ante el riesgo de que se descubriera su implicación en la operación, abandonando a los invasores a merced del ejército cubano y las milicias revolucionarias.


Finalmente, el 19 de abril, los invasores fueron empujados a Playa Girón, en dónde se rindieron ante la falta de municiones y el temor de ser masacrados por los aviones B-26 cubanos. Más de 1100 golpistas fueron capturados y apresados, excepto algunos exoficiales del régimen de Batista que fueron juzgados por sus crímenes durante la dictadura y ejecutados. También, se calcula que ambos bandos sufrieron aproximadamente un centenar de bajas durante la contienda.


El rotundo éxito de las fuerzas revolucionarias supuso un gran impulso para el gobierno de Fidel, pues, desde aquel momento, la unidad de Cuba frente al enemigo del norte sería inquebrantable. La victoria del pueblo cubano encendió una llama que aún hoy alumbra a todos los pueblos del mundo en su lucha contra el imperialismo.


Desfile anual por el Día del Trabajador, La Habana. Fuente: Cubadebate



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