La brecha digital generacional y sus consecuencias
La digitalización ha contribuido a que las generaciones más mayores se vean cada vez más excluidas en un mundo dominado por las nuevas tecnologías

La brecha digital, según la Oficina para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) se refiere al "desfase o división entre individuos, hogares, áreas económicas y geográficas con diferentes niveles socioeconómicos con relación tanto a sus oportunidades de acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, como al uso de Internet para una amplia variedad de actividades”. Por tanto, la brecha digital representa la distancia que hay entre los grupos sociales que tienen acceso a Internet y aquellos que no disponen de él, lo cual se debe a sus diferencias socioeconómicas. Entre estas diferencias se engloban las relacionadas con el acceso a Internet, pero también lo relacionado con la disponibilidad de herramientas, el hardware, y la utilización de ellas mediante el software.
Si bien la brecha digital viene originada por muchas causas, la principal se atribuye a la prolongación de brechas sociales anteriores a la digitalización. Otro factor es el nivel de formación de los usuarios. En cuanto menor sea, mayor será la brecha digital, y viceversa. Influyen también, entre otros, la brecha territorial, los idiomas, la cuestión de género y, en concreto, la edad. Este último factor es el que origina la brecha digital generacional, que consiste en la separación de los nativos digitales y los inmigrantes digitales en lo que respecta a las nuevas tecnologías.
Por ende, se puede deducir que la brecha digital generacional se definiría como la diferencia que aleja a las generaciones entre sí en función de su acceso a la red de Internet.

Respecto a la edad surgen dos conceptos ya mencionados. Por una parte, los nativos digitales, pertenecientes a las generaciones más jóvenes, que han crecido con Internet. Después, los inmigrantes digitales, que han ido incorporando a su vida, en mayor o menor medida, las nuevas tecnologías, pero no se han criado con ellas. Este segundo grupo ha tenido que adaptarse, o decidir no hacerlo, que es lo que ocurre en muchos casos. Esto puede venir del miedo a un mundo desconocido para ellos, o por la falta de interés y conocimientos, lo cual ha provocado una fractura entre ambos grupos, debido a que la mayoría de la población mayor de 55 años, aproximadamente, no tiene competencias o habilidades en el mundo digital.
Para quien sufre la brecha digital generacional puede resultar doloroso sentirse excluido de la sociedad por la falta de entendimiento cada vez mayor entre diferentes rangos de edad. Las personas mayores, al no tener conocimientos sobre el mundo digital, tan imprescindible hoy en día, suelen sentirse apartadas de la sociedad. También supone para ellos problemas a la hora de realizar tareas básicas como hacer la declaración de la renta, comprar un billete de tren o incluso hacer la compra, porque hay casos en los que para realizar dichas actividades hay que recurrir a habilidades tecnológicas.
El factor de la edad no solo tiene repercusión a nivel social, sino también en lo que respecta al mundo laboral, en el cual los más mayores pueden sufrir discriminación, y ver perjudicados sus derechos laborales y oportunidades.
Una solución es la oferta de formación en nuevas tecnologías para las personas mayores por parte del Estado, así como el fomento de campañas contra la brecha digital generacional a nivel social y laboral. Además, algunas empresas deberían pensar más en dichos individuos a la hora de adaptar sus servicios, de forma que dicha parte de la población pueda conseguir ayuda, y que sepa que la puede conseguir.

Además, soluciones políticas como las que propone la asociación española Conectados Sin Barreras, con aplicaciones diseñadas para los mayores, ayudan a que la brecha digital generacional no se intensifique.