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La importancia de la salud mental

Actualizado: 12 oct

Con propósito de la celebración de las II Jornadas Salud Mental en la Universidad Carlos III, la salud mental vuelve al centro del debate



Ilustración sobre la salud mental. Fuente: Entrepeneur


El pasado 5 de julio de 2023, el Gobierno hizo público los resultados de su estudio sobre "la salud mental en el estudiantado de las universidades españolas", cuyas conclusiones fueron absolutamente demoledoras. Más del 50% del estudiantado ha percibido la necesidad de apoyo psicológico por problemas de salud mental recientes durante el pasado cuatrimestre, al igual que, también, más del 50% de ellos ha consultado alguna vez con algún profesional sanitario por un problema de salud mental. Asimismo, la ansiedad ya sea de manera moderada o grave, la presentan prácticamente uno de cada dos estudiantes.


Ante esta problemática, la UC3M celebra por segundo año consecutivo estas jornadas donde la salud mental se convierte en la protagonista. Cabe destacar que estas son organizadas principalmente por los propios estudiantes, que alentados por el deseo de promover acciones que protejan su salud, son plenamente apoyados por la institución de la Universidad que, a su vez, ansía fomentar un equilibrio entre la faceta estudiantil y personal yendo más allá de cualquier moda respecto a este tema.


En cuanto al formato de estas jornadas, se ha contado con la participación de cuatro ponentes, además de una charla con antiguos alumnos de la propia universidad. Todo ello con el propósito de crear un foro donde discutir sobre temas vitales para concienciar y actuar sobre las bases de una buena salud mental, como pueden ser estrategias de estudio, el concepto de resilencia, los transtornos alimenticios y el aceptar que no se puede con todo.



Cartel de las II Jornadas Salud Mental UC3M. Fuente: UC3M

Teniendo en cuenta el estudio mencionado y estas jornadas, se puede concluir que los estudiantes son un grupo de riesgo frente a problemas de salud mental. Pero, ¿a qué se debe esta problemática? ¿Cuáles son los factores que condicionan esta situación? ¿Cuáles son los transtornos más comunes?


Lo primero que hay que tener en cuenta es que el simple hecho de estudiar supone un riesgo en sí mismo para la salud mental a causa del tiempo que se debe emplear para alcanzar las mejores calificaciones, el enfrentarte a unas expectativas propias y la aceptación de posibles fracasos. Atención, esto no quiere decir que todo estudiante está destinado de manera inevitable a padecer trastornos, sino que el estudiar expone al alumno a situaciones que, según cómo se gestionen, pueden deteriorar su salud.


Por ese motivo, los problemas más comunes suelen ser la ansiedad y el estrés, que viéndose agravados, pueden llegar a convertirse en depresión o transtornos alimenticios. Esto se debe a que, a pesar de la imagen de la vida universitaria como una fiesta continua, la rutina de los estudiantes se ve absolutamente marcada por leer estos artículos, resumir estos otros, fechas de exámenes, fechas de entrega, fechas de exposición, fechas, fechas y más fechas.


Este tipo de prácticas vienen motivadas por el deseo de formar "el futuro del país". No obstante, y con la evolución social que se ha venido dando, los alumnos, hartos de estas presiones, apelan a un equilibrio en el que puedan aspirar a las mejores calificaciones, sin tener que sacrificar horas de sueño y de tiempo libre, siendo esto último el principal causante de los resultados obtenidos en el estudio descrito al comienzo del artículo.



Imagen de alumno estresado por todo la carga de estudio. Fuente: Pólemos

Sin embargo, y pese a que estas jornadas estén centradas en los jóvenes, es importante no olvidarnos de nuestras generaciones anteriores, padres y abuelos. Estos han llevado vidas que, debido a factores tan simples como la evolución social y económica que ha experimentado el país, han sido peores que las nuestras. Ellos no tuvieron Internet, no tuvieron conexión inmediata con entretenimiento de toda clase, ellos no tuvieron las facilidades de transporte que tenemos y, sobre todo, ellos no hablaban de la salud mental.


¿Cuántas veces hemos escuchado a nuestros padres jactarse de su modo de vida? ¿Cuántos de nuestros abuelos nos hablan orgullosos de sus trabajos múltiples y familias interminables? Nuestros mayores nos relatan sucesos que a nosotros, enmarcados en los valores de nuestro tiempo, nos parecen imposibles: trabajar todo el día en la construcción, trabajar en el campo y alimentar a familias enteras con un sueldo, soportar situaciones de estrés constantes en su entorno, etc. Este contexto les ha generado los conceptos de resilencia y resistencia que, lamentablemete, camuflan abusos de la salud mental de los que no son conscientes.


Esta afirmación puede parecer valiente, pero solo nos tenemos que imaginar el día a día de nuestros padres. Estos se levantan a las seis de la mañana, se desplazan a su trabajo, soportan una carga de trabajo abrumadora durante ocho horas, llegan a casa de vuelta, se ocupan de las necesidades y extraescolares de sus hijos, tal vez tengan tiempo de hacer algo que les entretenga, recogen la casa, se acuestan y de vuelta con la misma historia. ¿Alguna vez se preocupan por el estrés que les supone la rutina? ¿Cuántas veces reconocen patrones de ansiedad propios? ¿Se habían planteado siquiera que su salud mental se ha podido ver dañada en algún momento?



Imagen que refleja situaciones de estrés en el trabajo. Fuente: HuDiPro

Ahora que ha quedado claro que la salud mental no entiende de géneros ni edades, y que todos nosotros podemos tener malas etapas, es hora de ver qué es lo que podemos hacer para protegernos. Aunque hay muchas posibles soluciones, ya que cada persona es única, sí que podemos centrar nuestros esfuerzos en ciertas medidas generales que puedan servir de apoyo a todo aquel que esté sufriendo.


En primer lugar, y estas jornadas son un ejemplo de ello, se deben realizar campañas institucionales con el propósito de concienciar. Es verdad que la palabra "concienciar" se usa de manera abusiva en los discursos, y por ende, ha perdido significado. No obstante, en este contexto, es necesario informar de manera cercana, ya sea por medio de figuras públicas o instituciones del Estado, sobre qué es la salud mental, qué problemas podemos enfrentar y, por encima de todo, cómo reconocer cuándo uno o el prójimo está sufriendo para poder ayudar.


Una vez adoptadas las medidas correspondientes para que la sociedad en su conjunto sepa reconocer cuándo algo es normal, o se trata de problemas de salud mental, es necesario dar el siguiente paso. Este consiste en poner los medios para que estos transtornos puedan ser tratados. Es cierto que la sanidad pública proporciona servicios de psicología pero, por otro lado, son insuficientes para atender toda la demanda de la sociedad. Por ese motivo, y depués de la concienciación del primer paso, esta debe ir estrechamente ligada a una mejora de los servicios públicos con el fin de hacer frente a la mayor problemática social de nuestros tiempos.



Campaña salud mental del Instituto de Igualdad Canario. Fuente: Gobierno Canario


A modo de conclusión, es importante resaltar la función vital de la sociedad en su conjunto, individuos e instituciones, para normalizar la situación a la que nos enfrentamos. En el pasado, las personas que no podían trabajar por problemas de depresión eran vistos como "debiluchos", aquel niño que no jugaba con nadie porque no tenía amigos era un "bicho raro", la niña que no comía nada en clase era una "delgaducha", y aquella mujer con ataques de ansiedad era una "exagerada".


Todos estos ejemplos de pensamientos deleznables siguen incrustados en nuestro entorno. Todavía son muchos los que no se atreven a reconocer las batallas que luchan en su interior por la presión y reacción social. Por esa razón, es esencial que todos nos sensibilicemos y que nos abramos a, aunque sea, estar dispuestos a echar una mano a todo aquel que esté sufriendo o, mejor aún, crear un ambiente y ecosistema en el que la salud mental no corra ningún peligro.



Por último, y en lo referente a este ecosistema, destacan las tres Ds: descanso, deporte y disfrutar. Durmiendo el número de horas recomendadas, realizando aquel deporte que más nos guste e intentando disfrutar cada acontecimiento de nuestro día a día, seremos capaces de crear una burbuja en la que reine la felicidad, y por tanto, cuidemos del tesoro que supone la salud mental.









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