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La virtud del político

¿Tenemos todos las características necesarias para ser políticos? ¿Acaso existen unas concretas? ¿Qué es la virtud del político?

Los mejores no están donde podrían porque se infravalora la política. Saben que dedicarse a ella conlleva una exposición pública brutal y que se tendrían que enfrentar a una oleada de críticas constantes. Pero, ¿quiénes serían los mejores? ¿Qué forma tiene la virtud del político?


Poder de convicción. El arte de escoger las palabras adecuadas en todo momento para embelesar con el discurso. Tener unos ideales firmes y saber transmitirlos de la mejor manera para que los demás crean en ellos. Y, ¿cómo trabajamos esto? Es innegable que hay personas más carismáticas que otras. Personas que por su naturaleza sienten menos vergüenza al hablar en público y tienden a ser más abiertas. Sin embargo, la educación es un factor clave. Enseñar en las escuelas mecanismos que favorezcan el desarrollo de la oratoria es esencial no solo para aquellos que quieran dedicarse a una profesión expuesta al público, sino para cualquier otro trabajo. Argumentar y exponer las ideas de manera clara es la base de cualquier profesión.


Por otra parte, la combinación de unos valores e ideales políticos forjados y la capacidad de escucha activa y diálogo es ideal. Es un hecho que en política te vas a enfrentar a personas que no piensan lo mismo que tú, y poder dialogar con ellas sin exaltación y llegar, si es necesario, a acuerdos es una tarea pendiente para muchos políticos a día de hoy. Esto haría probablemente que la pérdida de confianza o credibilidad en la clase política por parte de los ciudadanos disminuyera.


Debate electoral 2019. Fuente: elEconomista

La autocrítica quizá es el acto más honesto que puede desempeñar una figura pública. Somos seres humanos y el error es una posibilidad que se puede dar en la toma de decisiones. Ser capaz de admitirlo y asumir la responsabilidad de los actos marca la virtud del político.


Sinceridad o dedicación son otras características que deben tener, pero la más importante de todas es la pasión por lo que hacen. Creer firmemente que están contribuyendo a crear una sociedad mejor y trabajar en consecuencia. Al fin y al cabo la política no es más que una herramienta para generar cambio. Una de muchas. Una de las más importantes.


Fuente: Diario Público

Qué miedo. Pensar que ahora nosotros tenemos que ser el cambio del que tanto hemos hablado. El cambio que nos ha mantenido largas noches despiertos estudiando. Que nos ha permitido debatir largo y tendido en una pequeña clase, sin apenas espacio o materiales, de una facultad un tanto ignorada. Los problemas trascendentales ahora, desde esta posición, se ven más complicados. Pero no importa. Y no importa porque tenemos las herramientas necesarias para hacer grandes cosas. Y sobre todo, no importa porque no nos produce indiferencia. Recuerda, los mejores no están donde podrían porque se infravalora la política. No lo hagas. No lo hagamos.



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