Los Lakers, de la gloria al abismo en tres años
Los malos resultados y la actitud pésima de algunos jugadores están caracterizando el horrible comienzo de temporada de los Lakers
Cuando uno piensa en Los Angeles Lakers le retumba la palabra “éxito”; se vienen entonces a la cabeza las superestrellas que han jugado allí: Kobe Bryant, Kareem Abdul-Jabbar, Magic Johnson, LeBron James o Shaquille O’Neal; y entre otras cosas, rememora el momento más dulce de la carrera de Pau Gasol, ganando dos campeonatos de la NBA. En definitiva, todos los logros que demuestran por qué la franquicia del “oro y púrpura” es uno de los mejores equipos y de el más respetado de toda la historia del baloncesto.

Sin embargo, el éxito de épocas pasadas ya no es aplicable al presente. Desde hace dos temporadas, los jugadores de los Lakers no están viviendo un sueño, sino más bien una pesadilla de la que parecen no despertar. Aunque han logrado encadenar 3 victorias seguidas, los Lakers siguen relativamente lejos de los puestos de play-in. Se encuentran en el fondo de la Conferencia Oeste junto con Houston Rockets y San Antonio Spurs, debatiéndose por el puesto más bajo. Esta posición resulta impensable para un equipo tan glorioso como el angelino, y más si se tiene en cuenta que hace 3 años consiguieron revalidar el título de campeón por decimoséptima vez, lo que hace pensar que algún fallo se está cometiendo. Por la actuación de los jugadores no será, las piezas clave de las temporadas 2019/20 y 2022/23 son prácticamente idénticas, y además tienen como jugador franquicia al que es considerado por muchos como el GOAT: LeBron James.
Entonces, ¿por qué los Lakers están sufriendo una de sus peores rachas negativas? Por un cúmulo de factores. Pequeños detalles que se van haciendo cada vez más grandes. Desde los dueños, pasando por la directiva, hasta llegar a los jugadores, cada una de las partes tiene su trocito de culpa. Para empezar, los jugadores tienen una gran responsabilidad, ya que son los que se ponen la camiseta y los que deben demostrar una actitud profesional, que en ocasiones se echa en falta. Además, últimamente en el vestuario de los Lakers no se respira un ambiente precisamente estable: Russell Westbrook es una bomba de relojería. Sus continuas faltas de actitud, especialmente en defensa, y su poca involucración en las charlas del equipo han puesto de manifiesto la relación tóxica que genera el base. Para suerte de los Lakers, la dirección deportiva lleva semanas buscando un nuevo destino para Westbrook, que parece alejarse cada vez más de California.
Durante el mercado de traspasos, se podría decir que la dirección deportiva no ha hecho su trabajo. Tuvieron oportunidades de hacer buenos intercambios, pero decidieron esperar a una posible estrella. Y al final, ni lo uno ni lo otro. En lo que respecta a la familia de Jerry Buss, actuales propietarios de la franquicia, no han sabido organizar un equipo desde el momento en el que se vieron los primeros brotes del desastre y tampoco han sustituido a Frank Vogel por un entrenador que sea capaz de transmitir sus ideas de juego para lidiar con un vestuario lleno de gallitos.

Las soluciones que se plantean sobre la mesa son diversas y algunas casi remotas. Por un lado, parece claro que Westbrook está más fuera que dentro. Por él se presupone que llegará un tirador, un jugador que meta muchos triples, figura que los Lakers necesitan como el comer. Otra solución que puede ser factible es tirar a la basura esta presente temporada y ver qué sucede la próxima. El equipo está tan abajo en la clasificación que muchos aficionados se atreven a afirmar que la temporada de los Lakers esta finiquitada y no tienen nada que hacer. Borrón y cuenta nueva para la que, posiblemente, sea la última temporada de LeBron James.
Por último, hay una opción que nadie se plantea pero que hay que analizar: el traspaso de LeBron James y Anthony Davis. Esta opción supondría dar un giro de 360 grados a la concepción de la plantilla. Significaría deshacerse de las dos superestrellas que pueden echarse el equipo a las espaldas, y la llegada de una oleada de nuevos jugadores con su respectivo tiempo de adaptación. Por todo ello, hay muchos aficionados que se muestran reticentes a esta posibilidad y prefieren dejar las cosas como están.
Cualquier aficionado al baloncesto reconoce que los Lakers no se encuentran en la posición que les corresponde. Los Angeles Lakers, a pesar de todo lo que se dice, están a tiempo de maquillar la temporada. Con unos fichajes que aporten actitud, defensa, puntos y que se complementen con la plantilla pueden escalar posiciones; y quién sabe si serán capaces de llegar a play-in.