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Los mayores imperios de la historia

Desde la antigüedad, diferentes imperios han gobernado el mundo, destacando el Imperio Británico, Mongol y Ruso


Desde que abrimos nuestro primer libro de historia, la palabra imperio se repite una y otra vez, desde los romanos, hasta el tan familiar Imperio Español. No obstante, ¿qué significa realmente la palabra “imperio”? Según la RAE, encontramos diferentes acepciones, siendo la más importante: “en el ámbito de las relaciones internacionales, potencia hegemónica y su zona de influencia”. Esta definición puede ser un tanto controversial debido a lo que se considere como zona de influencia, y más aún, lo que cada uno entienda como influencia.


Pero siendo eso objeto de otro debate, nos vamos a centrar en el concepto de hegemonía y en la expansión de territorio que esa potencia acumula. En primer lugar, una potencia es hegemónica, es decir, ostenta hegemonía, cuando muestra una supremacía frente a otros Estados, o, mejor dicho, no hay otro Estado que le pueda hacer frente. Por otro lado se puede deducir que, cuanto más territorio posea dicha potencia, mayor área de influencia tiene, y, por tanto, más poderosa es. Por ese motivo, los tres imperios elegidos para este artículo son aquellos que lograron una mayor expansión (en kilómetros cuadrados) a lo largo de su historia, y no aquellos que pudieran dejar un mayor legado cultural o importancia histórica, como puede ser el Imperio Romano, el Imperio de Alejandro Magno o el Imperio Español.



Superficie de los mayores imperios de la historia. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Wikipedia

Yendo de menos a más, el primer imperio que se analizará es el Imperio ruso. Este sucedió al Zarato ruso en 1721 y se prolongó hasta 1917, año en el que estalló la Revolución Rusa, que daría comienzo a la posterior Unión Soviética. Este imperio alcanzó su máxima expansión en el año 1867, y se componía de una población de 176,4 millones de habitantes (datos de 1913), lo que suponía un 9,8% de la población mundial (1791 millones de habitantes en 1913). A diferencia de otros imperios como el portugués, todo el territorio ruso era contiguo y no poseyó tierras distantes en otros continentes o islas de ultramar.


El Imperio Ruso fue fundado por el zar (nombre para referirse a los emperadores rusos) Pedro el Grande, quien, apoderándose del Báltico, se abrió hacia Occidente, rompiendo con el aislamiento que siempre había sufrido Rusia. Como primera característica, fue un imperio tricontinental, debido a que se extendía por el este de Europa, norte de Asia y América Occidental (Alaska). Por otro lado, su forma de gobierno se basaba en la monarquía absoluta y hereditaria, en la que el zar, perteneciente a la dinastía Rómanov, concentraba los poderes ejecutivos y legislativos, además de ser la cabeza de la religión ortodoxa. Como datos curiosos, sus principales actividades económicas eran la agricultura, la minería y ganadería, y la población del imperio constaba de aproximadamente dos cientos grupos étnicos, entre los que el ruso formaba el 44% de ellos.



Imperio ruso a mediados del siglo XIX. Fuente: Enciclopedia de Historia

Siguiendo el orden establecido, ha llegado el turno del Imperio mongol. Este fue un Estado imperial que se extendió a lo largo del siglo XIII y parte del XIV, llegando a alcanzar una población de 160 millones de habitantes, lo que, según las estimaciones actuales, supondría un 37,3 % de la población mundial de aquella época. Al igual que el Imperio Ruso, todo el territorio mongol estaba contiguo, desde el río Danubio en Europa hasta la península de Corea, en Asia.


La gran figura del imperio fue Temuyín, quién tras haber sido elegido gran kan (monarca del imperio), pasaría a llamarse Gengis Kan, nombre que pasaría a los libros de Historia. Se cree que la clave de su rápida expansión fueron sus resistentes caballos, que cabalgados por sus disciplinados jinetes podían cabalgar a la vez que usaban sus poderosos arcos. En cuanto a la organización social, los mongoles se organizaban en clanes nómadas liderados por un kan, y toda la población se regía por el código de leyes llamado Yassa. Finalmente, el Imperio mongol comenzó su disolución en 1294 cuando se dividió en cuatro partes, y se certificó en 1368 cuando la dinastía Ming (China) tomó el mayor de los territorios. Esta disolución se debió a los conflictos internos entre los diferentes kanes, el cambio de estilo de vida a sedentario, la invención de la pólvora que desfasó al modo de batalla de los mongoles, y a las muertes que produjo la peste negra.



Gengis Kan, fundador del Imperio mongol. Fuente: BBC

Finalmente, pasamos al mayor imperio que del que la historia ha sido testigo: el Imperio Británico. Este se sitúa a inicios de siglo XVI, donde Enrique VII emprendió rutas comerciales marítimas, hasta el año 1949, donde comenzó la etapa de descolonización. A diferencia de los otros dos imperios, este no contaba con territorios contiguos, sino más bien esparcidos por todo el mundo, llegando así a su máxima extensión en el 1920, y una población máxima de 531 millones de habitantes (1938), lo que suponía el 23,1% de la población mundial (2295 millones en 1938).


Las causas que dieron lugar a tan colosal imperio se centran en la ambición por el control económico y comercial del mundo conocido, avivada por el descubrimiento de América. El objetivo consistía en hacerse con la hegemonía de los recursos naturales y rutas comerciales, que ya se habían agotado en Europa. Por ese motivo, los imperios se vieron en la necesidad de fortalecer sus posiciones en los sitios de mayor interés comercial y estratégico, dando origen a las colonias y protectorados, a las que se les aplicó lo que más tarde se conocería como políticas imperialistas.


Este imperio era regentado por la Corona Británica, que desde Inglaterra, controlaba la economía mercantilista que instaló al Imperio Británico en la mayor potencia mundial. En cuanto a los territorios que componían este imperio, la lista es interminable, albergando posesiones en los cinco continentes, destacando la India, Sudáfrica, Egipto o Australia. No obstante, a partir de la Primera Guerra Mundial, las primeras revueltas tuvieron lugar y, tras la Segunda Guerra Mundial y el periodo de descolonización, el Imperio Británico llegó a su fin.



Territorios que componían el Imperio Británico. Fuente: Wikcionario

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