¿Qué está pasando con las celebraciones y las filigranas en el mundo del fútbol?
¿Provocación? ¿Falta de respeto? ¿Se puede o se debe bailar tras marcar un gol o hacer un regate bonito cuando no es estrictamente necesario?
Parece que desde que Vinicius Jr comenzó a celebrar todos sus goles con un baile, las redes sociales comenzaron a explotar. Los madridistas y brasileños le defendían. Todo el mundo tiene derecho a celebrar un gol como le dé la gana. Los antimadridistas condenaban al extremo al considerar su baile una falta de respeto al equipo y a la afición rival. Una campaña se creó alrededor de su figura con el hashtag #bailavinijr. Diferentes jugadores, ex-jugadores como Pelé e incluso equipos enteros, animaron al jugador del Real Madrid a que siguiera bailando. Sin embargo, las críticas siguieron a la orden del día.
Durante este año hemos visto reacciones surrealistas. Sin ir más lejos, en LaLiga Santander encontramos el ejemplo de los jugadores del Villarreal. Gerard Moreno celebró un gol contra el Atlético de Madrid delante de los ultras del Frente Atlético, pero mirando a la cámara. Cualquiera que haya visto jugar y marcar a Gerard Moreno sabe que celebra sus tantos mirando a cámara, sacando la lengua y agarrándose las orejas (en partidos fuera de casa). En el estadio de La Cerámica mira a la grada haciendo los mismos gestos. Esta celebración es una dedicatoria para sus hijas, que ven todos sus partidos. Sin embargo, tanto la afición rival como jugadores del Atlético le increparon, insultaron y lanzaron cosas. El árbitro, sometido a la presión del estadio, decidió sacarle tarjeta amarilla al jugador del Villarreal. ¿En serio? ¿Por un gesto cariñoso dedicado a sus hijas?
Álex Baena, la semana pasada, se levantó la camiseta (sin siquiera quitársela) para mostrar un mensaje emotivo para un trabajador recientemente fallecido. El jugador recibió la segunda tarjeta amarilla y fue expulsado del partido. ¿Qué daño o qué mal hace levantarse la camiseta para dedicarle un gol a un fallecido? ¿Y quitarse la camiseta? ¿Por qué estas acciones son merecedoras de tarjeta?
En Italia, Lookman también ha sido sancionado por hacer su característica celebración de los prismáticos frente a la afición rival. ¿Qué tipo de provocación existe en ponerse las manos en los ojos como si fueran dos gafas?
Más atrás en el tiempo, Cavani recibió una cartulina amarilla más por echarse el banderín al hombro y usarlo como un francotirador, alegando que estaba ‘disparando’ contra los fanáticos visitantes cuando militaba en el PSG.
La realidad es que, en el fútbol moderno, Neymar fue uno de los pioneros de estas denominadas provocaciones. El brasileño era constantemente acusado de reírse de sus rivales al hacer celebraciones ‘fuera de tono’. El ex del Barcelona hizo caso omiso a todos esos comentarios y siguió haciendo lo que más le gusta, celebrar, para alegría de los amantes del fútbol. Cada vez que recibía una crítica, respondía con risas o un baile más peculiar que el anterior.

Pero las celebraciones no son lo único que causa controversia. Al parecer, un regate estético pero poco efectivo también es motivo para increpar a un jugador. ¿Quién no se acuerda del propio Neymar, en una final de Copa del Rey, contra el Athletic Club, haciendo una lambretta cuando el partido ya iba 4-0? Tanto Neymar como otros jugadores en Francia, como Paquetá, han seguido demostrando sus habilidades hasta el punto que algunos árbitros han decidido amonestar a ambos jugadores por estas filigranas, para indignación y estupefacción de diferentes compañeros de profesión.
La semana pasada, otro jugador brasileño ha sido condenado en redes sociales y por diferentes periodistas y ex-futbolistas. Antony, el extremo del Manchester United, hizo su característico giro al controlar el balón en un partido de Europa League contra el Sheriff, con empate a 0 en el marcador y sin ningún tipo de marca. Los que ya le conocíamos sabemos que es un regate al que recurre frecuentemente, más estético que efectivo. Lo cierto es que no sirve para absolutamente nada, sino para demostrar el control de balón que tiene Antony.
Tras ello, volvemos a hablar de provocaciones y faltas de respeto, de payasadas y tonterías para llamar la atención.

El fútbol está siguiendo una tendencia en la que prima el fondo físico y el orden táctico por delante de los jugadores desequilibrantes y talentosos. Los entrenadores suelen optar por un perfil de jugador trabajador que otro irregular que destaca en uno de cada cinco partidos. Los futbolistas por los que ‘pagas una entrada’ están desapareciendo. El famoso ‘10’ se ha reconvertido en una especie de falso interior.
Si, además de todos estos factores, nos echamos encima de los pocos regateadores que quedan, de los futbolistas diferentes y especiales, los que dan alegría al juego tanto dentro como fuera del campo; estos dejarán de aparecer.
Si los árbitros comienzan a amonestar a los jugadores por regatear de manera vistosa o por celebrar un gol con excesiva euforia, estos dejarán de hacerlo, y el fútbol se volverá monótono. Cada partido será igual al anterior, sin excepción.
Hay cosas que hay que erradicar en el mundo del fútbol, pero el espectáculo no es una de ellas.