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El paraguas de la OTAN sigue expandiéndose

Tras la reciente incorporación de Suecia a la OTAN la alianza atlántica sigue en crecimiento casi 75 años después de su creación. ¿Qué retos afronta para el presente y futuro en un mundo cada vez más polarizado?

 

El 4 de abril de 1949 se firmó el Tratado de Washington bajo la premisa de salvaguardar la paz mundial tras los horrores vividos durante la IIGM. En el momento de la firma solo 10 países se adhirieron al tratado. Sin embargo, en la actualidad esta alianza cuenta con 32 países miembros, los cuales comparten un conjunto de valores bajo los que pretenden garantizar la seguridad mundial.


Desde su creación la Alianza se ha enfrentado a una serie de retos que ha afrontado de diversas maneras. Desde la Guerra Fría, la reestructuración del espacio postsoviético, la intervención en terceros países o la invasión de Ucrania, la OTAN ha sido testigo de cómo los equilibrios de poder en el mundo se han ido ajustando según los desafíos que se planteaban.


Durante los años de la Guerra Fría, la OTAN sirvió como paraguas para los países del bloque occidental que se podían ver expuestos a un posible ataque de la Unión Soviética, la que también contaba con una organización similar, el Pacto de Varsovia, en donde se agrupaban los países de la órbita soviética. En estos años ambos bloques se vieron envueltos en unas tensiones que de estallar podrían suponer la destrucción de la civilización debido al uso de armas nucleares.



Mapa de la OTAN y el Pacto de Varsovia. Fuente: El Orden Mundial

Todo lo anterior cobraba sentido bajo la premisa del Artículo 5 del Tratado de Washington, por el cual se afirma que cualquier ataque a un país miembro supone un ataque al conjunto de la Alianza, por lo que sería considerado como un ataque contra todos ellos. Es decir, un ataque contra un país del bloque occidental significaría la respuesta de la OTAN en su conjunto, lo que hace que este artículo actúe como un factor disuasivo.


Sin embargo, ello no ha implicado que no se hayan visto momentos de alta tensión durante este período. Un ejemplo lo podemos encontrar en la crisis de los Euromisiles a finales de los 70, en donde ambas partes instalaron misiles nucleares en suelo europeo por el miedo a un posible ataque. Finalmente, en 1987 se puso término a la crisis firmando un tratado para la eliminación de todos los misiles de corto y largo alcance en Europa.


Tras la caída de la Unión Soviética el Pacto de Varsovia se disolvió por lo que la OTAN quedó erigida como la mayor organización de seguridad a escala global. Fue a partir de ese punto en el que la Alianza comenzó su expansión hacia el este de Europa, con la incorporación de países como República Checa, Hungría o Polonia, quienes en el pasado habían sido aliados de la URSS. Esta expansión no fue del agrado de Rusia, quien veía como iba perdiendo peso armamentístico en Europa en favor de EE.UU.


A pesar de que durante las últimas décadas la OTAN parecía haberse visto relegada a un segundo plano e incluso algunas voces abogaron por su disolución, con la invasión de Ucrania la Alianza ha vuelto a cobrar vida, convirtiéndose en uno de los pilares fundamentales de la seguridad europea. Tanto es así que países históricamente no alineados han solicitado la entrada a la organización, como es el caso de Finlandia, la cual se incorporó definitivamente en 2023, o de Suecia, quien tras el desbloqueo del veto turco y húngaro comenzó a formar parte de la Alianza a comienzos de este mes.



Evolución de la OTAN. Fuente: Statista


Con la incorporación de Finlandia y Suecia, la OTAN ha conseguido el pleno dominio del mar Báltico, así como extender la llamada “cortina de hierro” entre Rusia y la OTAN 1400 kilómetros más. Sin embargo, la visión rusa sigue siendo la de que Occidente está interfiriendo en sus asuntos amenazando incluso su integridad territorial. Esta reciente escalada de tensiones genera incertidumbre en un mundo multipolar donde el menor error de cálculo puede desembocar en consecuencias catastróficas. Como ejemplo, lo que ocurrió el 6 de marzo mientras el primer ministro griego (Mitsotakis) se encontraba de visita en Odesa con Zelenski y un proyectil ruso impactó a 500 metros de ellos.


Asimismo, la OTAN posee un fuerte carácter norteamericano ya que la mayor parte del músculo militar reside en EE.UU. Sin embargo, la Unión Europea busca desligarse de la dependencia estadounidense, apostando por la mejora de su industria armamentística e incluso planteándose la idea de crear un ejército europeo. Esto es así debido a la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, debido a que durante su anterior mandato las relaciones entre EE. UU y la UE se deterioraron considerablemente, así como el compromiso del magnate con la Alianza.



Despliegue de tropas de la OTAN en el flanco este. Fuente: OTAN

A pesar de que la guerra en Ucrania haya servido para revivir a la organización, los retos de la Alianza siguen siendo mayúsculos. Tras el despertar del sueño occidental de que la vieja URSS podía convertirse en un aliado democrático, la realidad se ha impuesto en un mundo en el que las amenazas son constantes. La esfera de influencia occidental se ha ampliado, pero eso no debe hacernos pensar que el futuro de la organización esté garantizado.


La OTAN debe de dar forma a sus objetivos, mantenerse estática en ser un mecanismo de disuasión rusa en el presente supone el retorno a la vieja política de bloques, la cual es un fracaso del mundo globalizado actual. Buscar una estrategia común que no solo consiga salvaguardar la paz sino que la fomente, así como crear unos intereses conjuntos entre todos los aliados son solo dos de los desafíos que debe resolver la Alianza en los próximos años.

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